¿Quién fue Aldemaro Romero?
Aldemaro Romero Zerpa, o sencillamente
Aldemaro Romero, fue un músico, director de orquesta, compositor y arreglista venezolano. Nació el 12 de marzo de 1928 en Valencia, Carabobo, Venezuela. Falleció el 15 de septiembre de 2007, en la capital de su país.
Fue fundador y director de la Orquesta Filarmónica de Caracas. Estuvo como director invitado de varias orquestas de renombre internacional, entre ellas tres de Inglaterra. La Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta de Cámara Inglesa y la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool. También dirigió la Orquesta Rumana de Radio y Televisión.
En 1969, recibió el Premio De La Paz, de los intelectuales soviéticos. Fue durante el festival de cine de Moscú, Rusia. Un reconocimiento por la música de la película
"La Epopeya de Simón Bolívar".
Niñez, Juventud y Vida Familiar
Aldemaro Romero fue el segundo hijo de Rafael Romero Osío y de Luisa Zerpa de Romero. Su padre era director de la Banda Oficial de Conciertos del estado Yaracuy, al centroccidente del país. Se entiende que recibiera estudios musicales desde muy temprana edad.
A los nueve años de edad, ya se dedicaba al canto. Adicionalmente, por esa época se convirtió en el primer locutor y animador infantil de su país. Acompañado de su hermana Rosalía Romero, animó
Hora Infantil, un espacio radial transmitido por La Voz de Carabobo.
Inicios de Aldemaro Romero en la Música
En 1941, Aldemaro Romero viajó a la capital venezolana, para trabajar con un grupo de músicos. Por ese tiempo compuso música típica de Carora, un pueblo del centroccidente del país, muy rico musicalmente. También comenzó a presentarse como pianista en salones nocturnos y en orquestas de baile. Entre ellas la Orquesta Sonora Caracas.
En 1944, firmó como pianista de planta de la emisora caraqueña Radio Libertador. Durante esa época, conoció a Luis Alfonzo Larrain, de quien recibió clases de música y dirección orquestal. Dado su talento, el maestro Larrain lo designó subdirector, arreglista y pianista de su agrupación musical. Entonces tenía dieciséis años de edad.
Luego inició su carrera de compositor. Se unió como pianista a la agrupación bailable de Rafael "Rafa"; Galindo y Víctor Pérez. Cuatro años después, se independizó para fundar su agrupación, Aldemaro Romero y su Orquesta, que estuvo vigente dos años.
Género musical
Aldemaro Romero creó la onda nueva, con ayuda del patrón rítmico inventado por el músico venezolano, "El Pavo" Hernández. Al incorporar otros elementos sonoros a la música folclórica de Venezuela, dio origen al joropo urbano. Sobre ese nuevo género musical, declaró en una oportunidad que fue una manera de compensar otras "ondas". Especialmente las brasileñas, argentinas y jazzísticas, que estaban en boga en esa época, a finales de los sesenta. Su propósito era que Venezuela incursionara en el desarrollo musical contemporáneo.
Aldemaro Romero también compuso canciones populares en otros estilos. Tuvo una sólida formación en música clásica y jazz, géneros musicales que dominó completamente. Durante su juventud, se fogueó en varias orquestas de música popular bailable, de la época.
Trayectoria y Legado
En 1948, Aldemaro Romero viajó a Estados Unidos para cumplir un contrato de grabación con RCA Victor. Una vez en Nueva York, debía grabar una serie de LP de música latina, titulada
"Dinner In...". El proyecto del sello discográfico incluía a varios destacados músicos y cantantes. Entre ellos, Terig Tucci de Argentina, el mexicano Pablo Ruiz, Rafael "Rafa"; Lemos de Brasil y el cubano René Touzet.
Uno de los primeros discos de ese contrato, salió con el nombre de
"Dinner In Caracas", Fue grabado con músicos estadounidenses y dos venezolanos, Aldemaro Romero y un contrabajista. Ese trabajo musical obtuvo excelentes ventas, con alcance en Latinoamérica.
En 1956, Aldemaro Romero concluyó esa serie de álbumes con
"Dinner In Colombia". Al poco tiempo, grabó algunos discos en varios países, incluyendo Cuba. Durante esa estadía en la isla caribeña, también trabajó en la dirección y arreglos de la canción
"Alma libre". Ese tema, compuesto por Juan Bruno Tarraza, fue preparado para un dúo conformado especialmente para la ocasión. Fue interpretado por el cantante venezolano
Alfredo Sadel y el cubano
Benny Moré. Resultó un rotundo éxito. Todavía hoy, más de seis décadas después, se escucha bastante en las emisoras de música popular latinoamericana.
Por su talento como arreglista y compositor, Aldemaro Romero trabajó en Estados Unidos para afamados cantautores. Entre ellos,
Jerry Lee Lewis, Stan Kenton, Dean Martin, Machito y el maestro
Tito Puente.
En 1957, Aldemaro Romero fundó una orquesta de música bailable. Incursionó especialmente en el mambo, un género musical muy de moda entonces. Se presentó varias temporadas en los carnavales de la capital venezolana, en el Hotel El Ávila. El disco
"En el Ávila es la cosa", fue grabado con las orquestas de Jesús "Chucho" Sanoja y Aldemaro Romero. Salió al mercado venezolano en 1960. Dio origen al eslogan publicitario de ese hotel, para invitar a sus shows de la época.
Aldemaro Romero grabó por cuenta propia, con su sello Cymbal, algunos álbumes de música venezolana.
"Criollísima", salió en 1956 y
"El garrasí" en 1959. Del primer disco, destaca
"Concierto en la llanura" del compositor y arpista venezolano
Juan Vicente Torrealba. Esa pieza musical quedó magníficamente orquestada, sobre la grabación original del músico llanero. Fue un logro del ingeniero de sonido mexicano Pancho Cárdenas. Un técnico muy experimentado, encargado de las grabaciones de músicos de la talla de Pérez Prado y Esquivel.
En 1959, volvió a grabar las canciones de
"Dinner In Caracas". La nueva edición, presentada en Estados Unidos, salió con el nombre
"Caracas At Dinner Time".
En 1960, fue productor y presentador del programa de televisión
El show de Aldemaro Romero. Tuvo invitados especiales como el grupo cubano Los Cuatro y el reconocido cantante venezolano
Simón Díaz.
En 1964, mostró su virtuosismo pianístico durante una interpretación de jazz. Un año después, arregló para el cantante venezolano Cherry Navarro, el pasodoble
"Adiós, Madrid". Ese trabajo musical fue visto, por la crítica, como una antesala del género musical que luego desarrollaría. Su famosa onda nueva.
En 1968, Aldemaro Romero firmó con el Sello RCA Victor en Italia. El compromiso era grabar una segunda parte de
"Dinner In Caracas". Incluyó, entre otros temas,
"Quinta Arauco",
"Doña mentira",
"Carretera" y
"Conde a principal". Fueron canciones muy exitosas, pasaron a ser parte de sus temas más representativos.
A finales de esa década, Aldemaro Romero fue solicitado por el animador y productor venezolano Renny Ottolina. El proyecto consistía en componer temas infantiles para el cuento
"El angelito más pequeño". Destacó la canción
"Sueño de una niña grande".
En ese mismo tiempo, consiguió una forma nueva de presentar y resaltar la música venezolana. Creó un género musical que llamó onda nueva. Su joropo urbano fue una manera de compensar otras “ondas”. Especialmente las brasileñas, argentinas y jazzísticas, tan de moda a finales de los sesenta. Deseaba que Venezuela entrara en el desarrollo musical contemporáneo. Con su onda nueva debutó en Altamira, Caracas.
En 1970, Aldemaro Romero convino con la compañía Discos Musart para grabar música mexicana, en onda nueva. Durante esa estadía en el país azteca, fue lanzado el LP
"La onda nueva en México". El disco no tuvo suficiente difusión, las ventas fueron truncadas por el gobierno mexicano de la época.
Tres años después, presentó su onda nueva en la capital francesa. Fue en el evento El Mes de Venezuela, donde estuvieron la bailarina Yolanda Moreno y su grupo. Asimismo, participaron agrupaciones como Los Tambores de Barlovento y Cora Belkis, Las Cuatro Monedas y las Bucaneras. Fueron cuatro semanas de funciones en el segundo piso de la Torre Eiffel. También hizo algunas presentaciones en la televisión de ese país.
Entre 1974 y 1975, Aldemaro Romero organizó festivales de música para impulsar su onda nueva. Contó con intérpretes como
Juan Gabriel,
Marco Antonio Muñíz, Mirla Castellanos, Alfredo Sadel y
Armando Manzanero, entre otros. Sin embargo, no pudo continuar realizando esos proyectos musicales, por falta de apoyo y recursos económicos.
En 1979, Aldemaro Romero fundó la Orquesta Filarmónica de Caracas, de la que fue el primer director. Ese proyecto musical se mantuvo en actividad por unos cuatro años. En 1983, el presidente Jaime Lusinchi suspendió el subsidio anual, que venía otorgando el Ejecutivo Nacional. El primer mandatario llegó a declarar que la suspensión se hizo "para evitar que Aldemaro se hiciera rico".
En la década de los ochenta, Aldemaro Romero debutó como cantante, con apoyo de la compañía Supra Vox. Fueron grabaciones realizadas para complacer un antojo personal, más que con fines de éxito comercial.
En esos años, estuvo participando en programas de radio y televisión junto al humorista Manuel Graterol Santander, "Graterolacho". En cuanto a su actividad musical, continuó componiendo y trabajando con algunos vocalistas, para difundir sus temas.
En los noventa, escribió durante varios años una columna semanal en el reconocido diario venezolano, El Nacional. Ganó el Premio Al Mejor Artículo Humorístico. También colaboró en el vespertino El Mundo. Entre 1997 y 2007, publicó una columna dominical en Notitarde, un vespertino de Valencia, su ciudad natal.
En cuanto a premiaciones y reconocimientos, Aldemaro Romero tuvo muchos durante su dilatada trayectoria artística. Uno muy significativo, el Premio De La Paz, de los intelectuales soviéticos, lo recibió en Rusia. Fue un reconocimiento por la música de la película
"La Epopeya de Simón Bolívar".
También ganó otros importantes premios como compositor y director, en varios eventos internacionales. Uno de ellos fue el Festival de Las Palmas, en Mallorca, España. Otro lo recibió en el Festival Musical de los Juegos Olímpicos, en Grecia. De igual forma fue premiado en el Festival de la Canción Latina, en México.
Estuvo como director invitado de varias orquestas de renombre internacional, entre ellas tres de Inglaterra. La Orquesta Sinfónica de Londres, la Orquesta de Cámara Inglesa y la Real Orquesta Filarmónica de Liverpool. También dirigió la Orquesta Rumana de Radio y Televisión.
En Venezuela, fue merecedor de numerosos reconocimientos. Destacan los concedidos por el Ejecutivo nacional, en su primera categoría. La Orden Al Mérito Andrés Bello y La Orden Al Mérito Diego de Losada, fueron dos de ellos. También La Orden Al Mérito Francisco de Miranda y La Orden Al Mérito Al Trabajo. Son distinciones del Estado venezolano a políticos, artistas y personas con logros excepcionales.
En los primeros años del siglo XXI, recibió también varios honores y reconocimientos. Uno de ellos fue el Premio Nacional de Música. Asimismo, fue reconocido por varias universidades del país, con sus respectivos títulos honoríficos. Le concedieron el Doctorado Honoris Causa, la Universidad de Carabobo, la Universidad del Zulia y la Universidad Lisandro Alvarado.
Aldemaro Romero fue visto de una manera muy singular por el crítico musical Eleazar López Contreras. El también nieto del expresidente venezolano, del mismo nombre, dijo lo siguiente.
"Los vastos conocimientos de Aldemaro Romero estaban fundamentados en su enorme talento, que le permitieron conocer y absorber el hecho musical desde la perspectiva de ejecutante, arreglista y director. Como quien tiene talento lo tiene para todo, tal como él solía decir, Aldemaro lo tuvo en muchos campos, lo cual le dio una increíble experiencia en múltiples áreas relacionadas con la música".
A comienzos del siglo XXI, Aldemaro Romero pasaba de setenta años de edad y presentaba algunos quebrantos de salud. Sin embargo, estuvo trabajando muy activamente como compositor. De sus últimas piezas musicales, se mencionan algunas a continuación.
"Catatumbo, música para ballet" y
"Oberturas sinfónicas Fantasía napolitana", salieron en 2001;
"Cantos de Barlovento",
"La perla negra" y
"Carnaval llanero", son de 2003;
"Capriccio, para viola y orquesta", de 2004. Asimismo,
"Dos virtuosos en cueros, Concierto para dos solistas de tambor y timbaleta, y orquesta sinfónica". También de ese año, es su
"Trío Catherine para piano, violín y violonchelo".
En 2005, estrenó
"Cinco misterios paleontológicos, concierto para acordeón y orquesta de cuerdas". Sus últimas grabaciones fueron en 2006. Entre ellas,
"Fuga con pajarillo, Concierto para flauta, oboe, clarinete, corno y fagote" y
"Aldemaro Romero y su música". Dejó un manojo de obras inéditas, que su viuda ha logrado de organizar y difundir en los últimos años.
Luego de su fallecimiento, se relanzaron varios de sus trabajos discográficos. De ese mismo año 2007, es
"40 años, 40 éxitos: Aldemaro Romero, onda nueva". También
"La onda nueva en México" y
"Colombia de gala".
"Aldemaro Romero de colección" y
"Aldemaro Romero y orquesta de salón", fueron reeditados 2008.
Aldemaro Romero se presentó en diferentes escenarios, a lo largo a lo largo y ancho del mundo. En Latinoamérica estuvo varias veces en México, Cuba, Puerto Rico, Colombia, Perú, Brasil y Argentina. El continente europeo no le fue ajeno. Aficionados de España, Francia, Grecia, Suiza, Suecia y, especialmente, de Italia, conocieron de primera mano su obra musical. Llegó a presentarse en países más distantes, como Rusia, Egipto y Japón.
Vida Personal
Aldemaro Romero tuvo fama de enamorado. Se casó varias veces y tuvo varias relaciones sentimentales, durante toda su larga vida. De su matrimonio con la cantante y docente Elisa Soteldo -creadora de Las Voces Blancas-, tuvo su primera hija. Elaiza María Romero Soteldo, quien nació en 1950, lo hizo padre a los veintidós años de edad.
Luego estuvo casado con Margot Díaz Saavedra. De esa unión son sus otros dos hijos. Aldemaro Romero Díaz nació en 1951 y Ruby Margarita Romero vino al mundo en 1957. También compartió su vida sentimental con Elizabeth Margarita Sandoval Caviglia. Con ella llegó a su tercer matrimonio.
En los últimos años de su vida, estuvo casado con Elizabeth Rossi. Ha sido ella quien se ha encargado de organizar y difundir la obra inédita del insigne maestro Aldemaro Romero.
Muerte
Aldemaro Romero falleció a causa de una oclusión intestinal, en la mañana del 15 de septiembre de 2007. Siendo un paciente diabético, su salud se complicó y los médicos no pudieron salvarle la vida. Tenía setenta y nueve años de edad. Sus cenizas fueron esparcidas en el lago de Como -también llamado Lario-, en Lombardía, Italia. Fue su último deseo.
Aldemaro Romero, fue una combinación de trabajo talentoso, conocimiento y experiencia. Así lo demostró durante su ilustre y fructífera carrera musical, que comenzó precozmente. De locutor infantil, guitarrista o pianista de la radio venezolana, terminó siendo un maestro, reconocido mundialmente.
Al crear la onda nueva, a partir de innovaciones rítmicas, quiso realzar la música tradicional venezolana. Darla al mundo. La crítica lo trató con respeto, un compositor de intrincadas y originales obras de carácter académico.
A través de su trabajo musical, pudo conocer a afamados y reconocidos cantantes, músicos y compositores. Con esos artistas internacionales compartió el honor de realizar varios trabajos discográficos. La industria musical y algunas instituciones oficiales, supieron reconocer su incansable labor y sus valiosos aportes musicales. Recibió premios, nombramientos, distinciones y galardones que pocos han logrado.
Aldemaro Romero fue uno de los músicos más completos, polifacéticos e innovadores que hasta ahora ha tenido Venezuela. Su legado musical es enorme. Más de 250 composiciones, 126 canciones de música tradicional venezolana y más treinta instrumentales.
Sin embargo, el viejo dicho de que nadie es profeta en su tierra, parece haberse cumplido en Aldemaro Romero. Su onda nueva tardó mucho en ser asimilada por el público venezolano. Una parte numerosa de los aficionados a la música folclórica, pensó que era una distorsión del joropo y, en general, de la música llanera.
Todavía hoy, no es un compositor que tenga a una audiencia masiva en Venezuela, como sí la tuvo en otras latitudes. Un fenómeno, parecido, se vio en Argentina con Astor Piazzolla y otros exponentes del llamado nuevo tango. Los artistas especiales, verdaderamente geniales, no siempre son comprendidos.